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Deconstruir para construir
Por: Sac
Actualmente vivimos en una sociedad que enaltece las capacidades adaptativas de los individuos. Existe una constante presión sobre el humano moderno para abrazar la impermanencia y transformarnos a través de un sinfín de cambios. Incluso las organizaciones nos repiten que lo único permanente es el cambio y que solo los que se adaptan a su constante vaivén son dignos de continuar en dicho microsistema.
Pero … ¿Realmente que tan adaptables somos como especie?, ¿Qué significa abrazar el cambio?, ¿Acaso hemos encontrado la pócima mágica que nos cambia y adapta a un nuevo entorno y si es así porque hay tantos documentos de autoayuda para enfrentar el cambio y vencer la resistencia a este?
Nuestro entorno se ha vuelto difuso e inestable lo que parecía certero se desdibuja con vertiginosa velocidad causándonos ansiedad innecesaria. El cambio es lo único que permanece y el ansiado puerto de descanso se vuelve parte de un mundo sutil e intangible; puerto que al alcanzarlo será efímero, una travesía constante que nos condena a deconstruirnos, reformarnos, transformarnos y adaptarnos en cada etapa de nuestro viaje. Para dar un resultado que nos parecerá vago y extraño cuyas consecuencias podremos divisar en la siguiente parte del viaje.
Esta travesía jamás terminara y si acaso, será cuando nuestro cuerpo mortal haya exhalado su último aliento y aun ahí nuestro cuerpo iniciará su postrera transformación … “polvo al polvo”.
Piaget sostiene que la acción es la precursora del conocimiento, específicamente de la interacción entre el sujeto y el objeto a través de un proceso constructivo. En estos términos el conocimiento es la consecuencia de la transformación que sufren nuestras estructuras cognitivas conduciéndonos a lo que coloquialmente hoy se llama nuestra mejor versión, pero en términos de Piaget nos conduce a niveles cognitivos superiores, mas inteligentes y con una mayor adaptación al entorno.
Es debido a este planteamiento que mi ensayo respecto al cambio y la adaptación están fuertemente influenciadas por sus teorías.
Es necesario tener claros los conceptos de los términos que son claves para el desarrollo del tema, deconstrucción y reformación. De acuerdo con el diccionario de la lengua española deconstruir se refiere a deshacer de manera analítica los elementos constitutivos presentes en una estructura. Respecto a reformación, termino compuesto de la acción “reformar” y del sufijo “ción” que indica una acción. Por lo tanto, esta palabra hace referencia a la acción y resultado de reformarse, volver a dar forma, cambiar algo con la intención de una mejora o enmienda de un comportamiento.
La deconstrucción es la etapa donde debemos desechar aquellos conocimientos que nos estancan en nuestra actual realidad, aquella con la que estamos inconformes y que nos ha orillado a cambiarla. Todas esas técnicas, posturas y actitudes que en algún momento nos sostuvieron y guiaron deben ser descartadas y modificadas. Solo atravesando este proceso podemos comenzar con la reforma, estas nuevas estructuras nos permitirán una mejor organización interna y por lo tanto, una mejor adaptación al entorno a través de nuevas formas que superan a las anteriores de las cuales proceden.
Es aquí donde tenemos el poder de cambiar nuestra realidad y por lo tanto nuestro destino a través de la deconstrucción, nos vemos sujetos a la exploración de estructuras novedosas que nos llevan a modificar la realidad que transitamos, donde todos nos convertimos en alquimistas haciendo oro del plomo. Esta maravillosa transformación es el producto de las nuevas estructuras cognitivas y de las acciones consecuentes a estas, hemos entrado en un proceso creativo donde establecemos nuevos límites y nuevas actitudes para enfrentar la realidad. Durante la reformación hemos de encontrar aquellos elementos cognitivos que se han vuelto obsoletos e innecesarios y es justo aquí donde la resistencia al cambio se gesta.
¿Acaso todo lo que fui es erróneo, todo lo que soy debe ser destruido? La respuesta es no, lo que fuimos lejos está de ser erróneo, pero ya es obsoleto para nuestro viaje y debemos aceptar que aquella actitud que en un momento nos aporto ha cumplido su ciclo en nuestra aventura, ser desechada para futuras acciones, pero no de nuestra vida, el cambio no es sinónimo de olvidar o enterrar. Las estelas cuentan una historia y es momento de evolucionar y reintegrar simultáneamente a nuestro pensamiento las nuevas estructuras que nos conducen a la adaptación.
El acto de desaprender, según Andrade “es tomar consciencia de que somos movimiento, devenir, creación, permanente descubrimiento y metamorfosis; un continuo hacerse, deshacerse y rehacerse, siempre abierto a la interrogación. Desaprender no es más que dejarnos permear por lo imprevisto, por lo incierto, no perder nunca la capacidad de asombro”
Cuando entendemos que deconstruir y reformar darán resultados positivos en nuestras vidas la aceptación de este proceso natural rompe la renuencia al cambio, deja de ser sinónimo de dolor, todo lo terrible antes asociado y el sentimiento de pérdida se ven sustituidos por la curiosidad y la emoción de una nueva aventura.
Estos procesos tienen características como la continuidad, permanencia y dinamismo por lo que aquellos puertos de llegada no son estáticos ni eternos, es preciso aceptar que es un proceso interminable; un vaivén de reformación y deconstrucción.